Hace unos días tuve el placer de ver la película de las trece rosas. Tengo que decir que hacía mucho tiempo que no me mantenían un nudo en la garganta durante 2 horas, un nudo que nunca fue de rencor, sino de lástima por ver que la facilidad con la que olvidamos capítulos de nuestra historia cuando no nos son propicios
Siempre me he considerado apolítico y no soporto los temas de partidismos y demás. Por eso, hoy os quiero acercar un trozo de historia de España, que os ruego entendáis como valor humano y no como político. No quiero que se use como herramienta para el odio, sino como un ejemplo de lo que hay que recordar por siempre, para que no vuelva a ocurrir nunca.
Esta es la historia de las trece rosas.
Tras el fin de la guerra las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y el Partido Comunista de España (PCE) trababan de reorganizarse clandestinamente. Después de torturar a uno de los dirigentes del JSU, reveló los nombres de los afiliados, la práctica totalidad de ellos fueron detenidos, torturados y encarcelados. La mayor parte acababa de afiliarse.
Entre estos detenidos se hallaban las trece rosas, que fueron arrestadas y conducidas a instalaciones policiales, donde fueron torturadas, y después a la cárcel de mujeres de Ventas, una cárcel construida para 450 personas en la que se hacinaban 4.000..
El 29 de julio, un comandante de la Guardia Civil, inspector de policía militar de la 1ª Región Militar y encargado del "Archivo de Masonería y Comunismo, su hija de 18 años y su chófer fueron asesinados en Talavera de la Reina, en un oscuro incidente del que fueron acusados tres militantes de las JSU. Como represalia, 56 jóvenes de las JSU encarcelados (en su mayor parte antes del asesinato), 43 hombres y 13 mujeres, conocidas como las Trece Rosas, fueron llevados a juicio ante un Tribunal Militar el 3 de agosto , y condenados, por "adhesión a la rebelión", a pena de muerte.
En la madrugada del 5 de agosto de 1939, junto a la tapia del cementerio de la Almudena de Madrid, a 500 metros de la prisión de Las Ventas, fueron fusilados los 56 miembros de las Juventudes Socialistas Unificadas, entre los que se encontraban las Trece Rosas.
Estas son las fichas personales de aquellas mujeres.
Carmen Barrero Agüero: Edad: 20 años. Ocupación: Modista. Historia personal: Trabajaba desde los 12 años, tras la muerte de su padre, para ayudar a mantener a su familia, que contaba con 8 hermanos más, 4 menores que ella. Militante del PCE y, tras la guerra, fue la responsable femenina del partido en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.
Martina Barroso García: Edad: 24 años. Ocupación: Modista. Historia personal: Al acabar la guerra empezó a participar en la organización de las JSU de Chamartín. Iba a la Ciudad Universitaria a buscar armas y municiones (lo que estaba prohibido). Durante su estancia en la prisión de Las Ventas cosió unas zapatillas de esparto que su familia aun conserva. Se conservan algunas de las cartas originales que escribió a su novio y a su familia desde la prisión.
Blanca Brisac Vázquez: Edad: 29 años. Ocupación: Pianista. Historia personal: La mayor de las 13. Tenía un hijo. No pertenecía a ninguna militancia política. Era católica y votante de las derechas. Fue detenida por relacionarse con un músico perteneciente al Partido Comunista. Escribió una carta a su hijo la madrugada del 5 de agosto de 1939, que le fue entregada por su familia (todos de derechas) 16 años después. La carta aun se conserva.
Pilar Bueno Ibáñez: Edad: 27 años. Ocupación: Modista. Historia personal: Al iniciarse la guerra se afilió al PCE y trabajó como voluntaria en las casas-cuna (donde recogía a huerfanos y a hijos de milicianos que iban a la guerra). La nombraron secretaria de organización de Radio Norte. Al acabar la guerra se encargó de la reorganización del PCE en ocho sectores de Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.
Julia Conesa Conesa: Edad: 19 años. Ocupación: Modista. Historia personal: Nacida en Oviedo. Vivía en Madrid con su madre y sus dos hermanas. Una de ellas murió de pena (por la muerte de su novio en las guerrillas) estando ella detenida. Se afilió a las JSU por las instalaciones deportivas que presentaban a finales de 1937 donde se ocupó de la Monitorización de estas. Pronto se empleó como cobradora de tranvías, ya que su familia necesitaba dinero, y dejó el contacto con las JSU. Fue detenida en mayo de 1939 siendo denunciada por un compañero de su "novio". La detuvieron cosiendo en su casa.
Adelina García Casillas: Edad: 19 años. Ocupación: Historia personal: Militante de las JSU. Hija de un guardia civil viudo. Le mandaron una carta a su casa afirmandole que sólo querían hacerle un interrogatorio rutinario. Se presentó de manera voluntaria, pero no regresó a su casa. Ingresó en prisión el 18 de mayo de 1939.
Elena Gil Olaya: Edad: 20 años. Ocupación: Historia personal: Ingresó en las JSU en 1937. Al acabar la guerra comenzó a trabajar en el grupo de Chamartín.
Virtudes González García: Edad: 18 años. Ocupación: Modista. Historia personal: Amiga de Carmen María Cuesta (15 años, perteneciente a las JSU y superviviente de la prisión de Las Ventas). En 1936 se afilió a las JSU, donde conoció a Vicente Ollero, que terminó siendo su novio. Fue detenida el 16 de mayo de 1939 denunciada por un compañero suyo durante una tortura.
Ana López Gallego: Edad: 21 años. Ocupación: Modista. Historia personal: Militante de las JSU. Fue secretaria de Radio Chamartín durante la Guerra. Su novio, que también era comunista, le propuso irse a Francia, pero ella decidió quedarse con sus tres hermanos menores en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo, pero no fue llevada a Las Ventas hasta el 6 de junio. Se cuenta que no murió en la primera descarga y que preguntó "¿Es que a mi no me matan?".
Joaquina López Laffite: Edad: 23 años. Ocupación: Historia personal: En septiembre de 1936 se afilió a las JSU. Se le encomendó la secretaría femenina del Comité Provincial clandestino. Fue denunciada por Severino Rodríguez (número dos en las Juventudes Socialistas). La detuvieron el 18 de abril de 1939 en su casa, junto a sus hermanos. La llevaron a un chalet. La acusaron de ser comunista, pero ignoraban el cargo que representaba. Joaquina reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. No fue conducida a Las Ventas hasta el 3 de junio, a pesar de ser de las primeras detenidas. Dos días antes de su fusilamiento deshizo los eslabones de su cinturón, que eran cabecitas de negros, y las repartió entre las presas.
Dionisia Manzanero Salas: Edad: 20 años. Ocupación: Modista. Historia personal: Se afilió al Partido Comunista en abril de 1938 despues de que un obús matara a su hermana y a unos chicos que jugaban en un descampado. Al acabar la guerra fue el enlace entre los dirigentes comunistas en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.
Victoria Muñoz García: Edad: 18 años. Ocupación: Historia personal: Se afilió con 15 años a las JSU. Pertenecía al grupo de Chamartín. Era la hermana de Gregorio Muñoz, responsable militar del señor. Llegó a Las Ventas el 6 de junio de 1939. La noche antes de su fusilamiento tuvieron que despertarla y comenzó a llorar por su madre,ya que había perdido a un hijo en comisaría y a ella y a Gregorio los iban a fusilar.
Luisa Rodriguez de la Fuente: Edad: 18 años. Ocupación: Sastre. Historia personal: Entró en las JSU en 1937 sin ocupar ningún cargo. Le propusieron crear un grupo, pero no había convencido aun a nadie, nada más que a su primo, cuando la detuvieron. Reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. En abril la trasladaron a Las Ventas, siendo la primera de las 13 Rosas en entrar en la prisión.
Las cartas.
Antes de ser ajusticiadas permitieron que las mujeres escribieran a sus familiares ( tras confesarse con anterioridad y como condición “Sin ecuanum” ) Estas son algunas de las cartas originales.
Querido, muy querido hijo de mi alma,
En estos últimos momentos tu madre piensa en ti. Sólo pienso en mi niñito de mi corazón que es un hombre, un hombrecito, y sabrá ser todo lo digno que fueron sus padres. Perdóname, hijo mío, si alguna vez he obrado mal contigo. Olvídalo hijo, no me recuerdes así, y ya sabes que bien pesarosa estoy.
Voy a morir con la cabeza alta. Sólo por ser buena: tú mejor que nadie lo sabes, Quique mío.
Sólo te pido que seas muy bueno, muy bueno siempre. Que quieras a todos y que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas buenas no guardan rencor y tú tienes que ser un hombre bueno, trabajador. Sigue el ejemplo de tu papachín. ¿Verdad, hijo, que en mi última hora me lo prometes? Quédate con mi adorada Cuca y sé siempre para ella y mis hermanas un hijo. El día de mañana, vela por ellas cuando sean viejitas. Hazte el deber de velar por ellas cuando seas un hombre. No te digo más. Tu padre y yo vamos a la muerte orgullosos. No sé si tu padre habrá confesado y comulgado, pues no le veré hasta mi presencia ante el piquete. Yo sí lo he hecho.
Enrique, que no se te borre nunca el recuerdo de tus padres. Que te hagan hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la enseñaron a mí. Te seguiría escribiendo hasta el mismo momento, pero tengo que despedirme de todos. Hijo, hijo, hasta la eternidad. Recibe después de una infinidad de besos el beso eterno de tu madre.
Blanca.
Queridísimos padres y hermanos,
Quiero en estos momentos tan angustiosos para mí poder mandaros las últimas letras para que durante toda la vida os acordéis de vuestra hija y hermana, a pesar de que pienso que no debiera hacerlo, pero las circunstancias de la vida lo exigen.
Como habéis visto a través de mi juicio, el señor fiscal me conceptúa como un ser indigno de estar en la sociedad de la Revolución Nacional Sindicalista. Pero no os apuréis, conservar la serenidad y la firmeza hasta el último momento, que no os ahoguen las lágrimas, a mí no me tiembla la mano al escribir. Estoy serena y firme hasta el último momento. Pero tened en cuenta que no muero por criminal ni ladrona, sino por una idea.
A Bautista le he escrito, si le veis algún día darle ánimos y decirle que puede estar orgulloso de mí, como anteriormente me dijo.
A toda la familia igual, como no puedo despedirme de todos en varias cartas, lo hago a través de ésta. Que no se preocupen, que el apellido Manzanero brillará en la historia, pero no por crimen.
Nada más, no tener remordimiento y no perder la serenidad, que la vida es muy bonita y por todos los medios hay que conservarla. Madre, ánimo y no decaiga. Vosotros ayudar a que viva madre, padre y los hermanos. Padre, firmeza y tranquilidad.
Dar un apretón de manos a toda la familia, fuertes abrazos, como también a mis amigas, vecinos y conocidos.
Mis cosas ya os las entregarán, conservar algunas de las que os dejo. Muchos besos y abrazos de vuestra hija y hermana, que muere inocente.
Dioni.
Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar. Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente. Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija, que ya jamás te podrá besar ni abrazar”. Una carta que Julia concluye pidiendo un último deseo:
“Que mi nombre no se borre en la historia”.
Julia Conesa Conesa
Fuentes:
2 comentarios:
las 13 rosas vivirán en el recuerdo de tods aquellos q defendemos la libertad.
Esperemos que no caiga en el olvido algo así.
Gracias larosadelapaz.
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