Qué ironía, aún no estás aquí y ya pienso como podría ayudarte en tu nueva vida.
No te puedes imaginar lo difícil que es esto ya que, tan siquiera sé cómo vivir la mía, pero hay ciertas cosas que, creo, te pueden facilitar la tarea, no por evitar que cometas tus propios errores, sino por marcarte ciertos caminos y que tú los recorras a tu manera.
Sé que al principio no es fácil saber qué hacer, pero el primer paso es siempre el más complicado y tú ya lo has dado. Casi sin saberlo has recorrido la parte más difícil de tu trayecto, ahora sólo es cuestión de continuarlo.
Y para ello intenta dar siempre pequeños pasos, pero seguros. Es preferible andar despacio y disfrutar del paseo que llegar a tu destino con la impresión de no haber saboreado cada momento.
Es mejor lamentarse por hacer algo que pensábamos sinceramente que debíamos hacer y equivocarnos, que tener toda la vida el remordimiento de no haberlo hecho.
Antes de juzgar a alguien, ponte en su lugar, pero hazlo de corazón, después piensa si realmente deseas juzgarle.
Siempre ayuda a quien lo necesite, no te preocupes de por qué, sólo hazlo. Al tiempo verás que te estabas ayudando a ti misma.
Vive cada día al máximo, no dejes las cosas que quieres hacer para mañana, nunca se sabe qué puede pasar. No vivas en el pasado, ni sueñes con el futuro, el único tiempo que existe es el presente y dura un instante, así que disfrútalo.
Aún así, ten en cuenta que hay que vivir todas las etapas de la vida, no te saltes ninguna. Es tan importante ser niño como convertirse en adulto. Y muchas veces es realmente importante sentirte un niño aunque seas “mayor”.
Da los buenos días y las gracias a todo el mundo, y si tienes que pedir perdón, hazlo sin sentir ninguna vergüenza. Lo malo no es equivocarse, es no reconocerlo.
Nunca, jamás te sientas más que nadie, pero tampoco menos, todo el mundo tiene el valor que demuestra, hazte valiosa como persona.
Respeta a todo el mundo y no dejes que nadie te falte al respeto.
La gente habitualmente piensa que para ser feliz en la vida tienes que conseguir unas metas, algo que ya te has marcado con anterioridad, que debes de tener algún tipo de éxito.
Yo no lo comparto. Crearte unas metas predefinidas y rígidas conlleva planear tu futuro, y por experiencia propia, planear algo que no podemos controlar suele acabar en frustración. Con esto no quiero decir que no tengas ilusión por algo, o que no luches por las cosas que anhelas, sólo quiero decir que la vida tiene mil cruces de caminos, y no puedes pretender llegar siempre a un destino por la ruta directa, a veces hay que aprender a rodear y adaptarte a las circunstancias. No veas esto como inconveniente, los más bellos paisajes los he conocido cuando me he salido del sendero.
Lucha por lo que realmente quieras, si algo no tiene que ser no será, pero que nunca deje de ocurrir porque tú no diste todo de ti para conseguirlo.
Se feliz y haz que los que te rodean lo sean, la felicidad propia puede consistir en ver la sonrisa de otro. No hace falta que busques una felicidad absoluta, ni que pretendas no llorar jamás, o que las cosas nunca te salgan mal. Aprende a valorar lo que tienes y aprende que esa buscada felicidad absoluta está formada por pequeñas cosas, si eres capaz de sonreír por algo al principio y al final de cada día puedes considerarte afortunada.
Y ama, el amor es el más bonito don que tenemos los seres humanos, es capaz de hacerte reír y llorar, gritar y callar, perder y ganar, ir y venir,…. Pero sobre todo es capaz de hacerte sentir vivo.
Nosotros estaremos aquí a tu lado, no tengas miedo de pedir ayuda si la precisas, nosotros también te necesitaremos y la familia es la forma más sencilla de partir grandes problemas en trozos pequeños y solucionarlos entre todos.
¿Sabes?, gracias.
Sin quererlo ya me has enseñado algo, buscando qué escribirte he aprendido sobre cómo seguir mi propia vida, aquello que al principio de esta carta no sabía cómo hacer, resulta que es más fácil de lo que pensaba, sólo necesitas una mano que te ayude a dar el primer paso…y yo ahora tendré otra pequeña mano más de mi parte, ¿qué más necesito?
Os quiero mis niñas. Charly.