sábado, 26 de abril de 2008

La buena educación.

Siempre nos quejamos de que no se escuchan más que malas noticias, que parece que estemos perdiendo el norte y que todo se va al carajo, pero no nos paramos a pensar que parte de culpa la tenemos nosotros mismos que no sabemos apreciar y difundir los buenos ejemplos que tenemos a mano. Nos fijamos más en las cosas malas y damos por obvias las correctas, privándoles del valor que realmente tienen.

Personalmente me alegra haber tenido un referente que me ha enseñado esos valores que tanto me gustaría se expandieran por el mundo con la mitad de velocidad con la que lo hacen las malas noticias.

Por ello este post está dedicado a mis padres y como este fin de semana es el día de su cumpleaños, a mi padre en concreto.

De ellos he aprendido las cosas más sencillas y posiblemente las que más me han ayudado en la vida:

Aprendí a saludar a todo el mundo aunque no les conociera, consiguiendo que la primera reacción de un desconocido fuera una sonrisa y una muestra de cortesía.

A pedir por favor y dar las gracias, porque hacen más agradables las acciones más simples y cotidianas.

A sonreír y hacer que sonrían a mi alrededor, las sonrisas iluminan más que las bombillas y cuestan menos que la electricidad.

A ofrecer lo que se tiene por el simple placer de ser generoso, sin exigir que se devuelva.

A acometer el trabajo con alegría y el valor del esfuerzo recompensado.

A no dejarme pisar por nadie, pero sin pisar a nadie en mi camino.

A pararme y darme la vuelta cuando tenía miedo de lo que me perseguía.

A disfrutar de la naturaleza.

A que los hombres no lloran, pero las personas sí, y es preferible ser lo segundo sin distinción de sexo.

Que es mejor confiar en alguien y que te decepcione a no confiar jamás.

Que la violencia nunca arregló nada.

El valor de la verdad.

A respetar antes de exigir respeto.

Y sobre todo a querer sin condiciones.

Puede parecer que son obviedades, pero os aseguro que intentaré que mis hijos aprendan todas esas cosas y a su vez se las enseñen a sus hijos.

No me queda más, que agradecer a mis padres que me hayan educado y me hayan inculcado unos valores que me hacen dormir cada día sintiendo, que un mundo mejor puede existir si cada uno ponemos un poco de nuestra parte.

Muchas gracias.

Mi primer amigo:

Os hablaré del aliento

digno de mi amor sincero

estatua en cálido acero

paraguas de mi tormento.

Cuando no era todo risa

me ayudaba incluso en sueños

éramos niños pequeños

jugando siempre sin prisa.

Innata en él la alegría,

nunca dio la espalda al miedo.

Le vi contar con los dedos

astros en mi fantasía.

Bajó las nubes del cielo,

robó a la luna su brillo,

usó cárcel para grillos,

jaula sin puerta ni hierro.

Incluso me hizo entender

las vueltas que da la vida

avisándome sin ira

de lo que no hay que creer.

En las tardes de torneo,

cuando a las damas perdía,

sabía que te quería,

tanto como ahora te quiero

Y cada noche al dormir,

trato de evocar su imagen

nunca olvidaré el viaje

cuando me enseñó a vivir

Me honra tener tanta suerte,

ojala pudiese amigo,

vencer cada día a la muerte

y tenerte siempre conmigo.

Felicidades Padre.

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martes, 8 de abril de 2008

Intento de subida al Aneto

El pasado fin de semana tuve el placer de volver a intentar por segunda vez el ascenso al monte Aneto ( 3.404 m. ) en Huesca.

Un grupo de amigos aficionados al Snowboard y a la montaña del Club Fuerapista, nos echamos las tablas a la espalda y nos lanzamos a la aventura.

Y os aseguro que mereció la pena...

El valle de Benasque ( Huesca ) es un precioso lugar donde, tanto en invierno como en verano, podemos disfrutar de unos paisajes increíbles.

La ascensión estaba planteada en dos etapas, la primera el sábado llegando al refugio de La Renclusa (2.140m), y la segunda el ataque final a la cima del Aneto.

Durante el sábado el clima fue absolutamente increíble, sol y casi nada de viento, lo que nos permitió subir el doble de rápido de lo que teníamos pensado. La primera parte se realiza sobre una pista de fondo que nos conduce desde Llanos del Hospital (1.750 m) a La Besurta (1.900 m)

Desde aquí toca cruzar el río y comenzar a ascender por la ladera, tuvimos suerte ya que no se hizo necesario el uso de raquetas, ni crampones en este tramo.

Y llegamos al refugio de La Renclusa en menos de la mitad de lo que nos habíamos planteado, así que después de recuperar fuerzas decidimos que podíamos seguir subiendo y hacernos una bajada ese mismo día.

La subida era preciosa y se disfrutaba al máximo del día. En un determinado momento se levantó viento y decidimos realizar la bajada.

Una vez de vuelta al refugio, alguno quiso practicar saltos en una laderita y fabricaron un kicker (salto). Disfrutaron de lo lindo de la nieve que les recepcionaba en cada bote.

Al día siguiente nos levantamos más pronto de lo que nos hubiera gustado ya que ese fin de semana se adelantaba la hora, así que dormimos una hora menos de lo previsto. Nada más salir hay que ponerse los crampones ya que todo está helado. El día amanece algo más desapacible.

Pero comenzamos la ascensión con toda la moral del mundo y muy fuertes.

Sube muchísima gente y casi todos más rápido que nosotros que tenemos que llevar mochila, tabla, raquetas, crampones y piolet a la espalda, pero el descenso lo merece.

Pero la montaña es así y en 15 minutos puede llegar a pasar esto. Con lo que decidimos que iba a ser mejor regresar ( gran decisión viendo la que se montó después ).

Aún así llegamos a la zona de los portillones y cuatro descerebrados valientes decidimos dejar las tablas y subir con las raquetas y el piolet a ver el portillón superior.

Yo pienso que mereció la pena incluso gatear para llegar aquí.

Y de nuevo nuestro momento álgido, tablas a los pies y a bajar. Una pena que toda la primera parte estuviera cubierta de nieve, pero un poco más abajo despejaba y...:

¿Qué decir?.

Y continuamos bajando entre pinos hasta la misma Besurta.

Sin duda una experiencia maravillosa, que espero volver a disfrutar y que me hace sentir la autosuperación como algo real. La próxima lo conseguiremos...y si no, ¿qué más da?.

Por cierto...estuve allí.

Si quereis ver más fotos de la ascensión, pulsar el enlace a mi sitio Flickr que está arriba a la derecha

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